EE.UU. libera de Guantánamo al presunto 'secuestrador número 20' del 11S y lo transfiere a Arabia Saudita para recibir tratamiento
El saudita Mohammed al Qahtani, que estuvo retenido en el centro de detención de Guantánamo durante casi 20 años por supuestamente intentar participar en los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, fue liberado y repatriado a Arabia Saudita para recibir atención médica para su salud mental.
El Departamento de Defensa de EE.UU. anunció este lunes que Al Qahtani había sido liberado al considerarse que su encarcelamiento "ya no era necesario para proteger contra una amenaza significativa continua a la seguridad nacional de Estados Unidos".
"EE.UU. aprecia la voluntad de Arabia Saudita y otros socios de apoyar los esfuerzos estadounidenses en curso hacia un proceso deliberado y exhaustivo centrado en reducir responsablemente la población de detenidos y, en última instancia, cerrar las instalaciones de la Bahía de Guantánamo", reza el comunicado del ente gubernamental.
Previamente, las autoridades estadounidenses recomendaron la liberación y repatriación de Al Qahtani. "El Panel de Revisión Periódica, por consenso, determinó que la detención continua del recluso en virtud del derecho de la guerra ya no es necesaria para la protección de una amenaza continua y significativa para la seguridad de EE.UU.", reza la resolución del órgano asesor, encargado del traslado o liberación de los presos de Guantánamo.
Según un informe de Human Rights Watch, el recluso, que fue diagnosticado con esquizofrenia, fue sometido a torturas, incluidas palizas, humillaciones sexuales, privación del sueño y obligado a permanecer en posiciones incómodas durante su detención. A causa de esas torturas, no se consideró al acusado apto para ser juzgado por un tribunal de crímenes de guerra en EE.UU.
El sospechoso de ser el 'secuestrador número 20' en los atentados del 11 de septiembre de 2001 llevaba recluido en la polémica prisión desde hacía casi dos décadas, pese a que en 2008 el Gobierno estadounidense retiró los cargos en su contra.
"Es un alivio extraordinario que la próxima vez que las voces en su cabeza le digan que se trague un bocado de vidrios rotos estará en un centro psiquiátrico, no en una prisión", manifestó la abogada defensora, Shayana Kadidal, citada por The New York Times.