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Una relación rota en 1978: las razones de la espinosa vecindad entre Bolivia y Chile que Arce y Boric buscan mejorar

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El presidente chileno quiere retomar la diplomacia, aclarando que Santiago no renunciará a su soberanía. El canciller boliviano valoró la intención, pero afirmó que "debe ser sin condiciones".
Una relación rota en 1978: las razones de la espinosa vecindad entre Bolivia y Chile que Arce y Boric buscan mejorar

Los Gobiernos de Chile y Bolivia manifestaron públicamente su intención de retomar las relaciones diplomáticas, interrumpidas desde 1978, pero aclararon que no modificarán su postura contraria con respecto al acceso al mar, un asunto que para Santiago quedó cerrado tras el fallo de La Haya de 2018, mientras La Paz insiste en negociar. 

En su primer encuentro con la prensa internacional, el flamante presidente chileno, Gabriel Boric, expresó: "La reanudación de relaciones diplomáticas es un punto de llegada, me encantaría avanzar hacia allá, solo depende de que haya voluntad de ambas partes". Sin embargo, aclaró: "Chile no negocia su soberanía, como me imagino no hace ningún país". 

El izquierdista se vio obligado a hacer estos comentarios por los dichos del jefe de Estado boliviano, Luis Arce, quien lo visitó para su toma de posesión. Tras la reunión entre ambos, el invitado le dijo a la prensa de su país que conversaron sobre "el uso de las aguas internacionales" y "el tema marítimo". Boric contestó: "Entiendo que el presidente Arce tenga que decir ciertas cosas, pero a lo que yo le he invitado, y creo que hay buena disposición de parte ambos, es a no poner la carreta delante de los bueyes". 

Más allá de los entredichos mediáticos, el canciller de Bolivia, Rogelio Mayta, sostuvo que espera tener un vínculo "más fluido" con el nuevo Gobierno chileno, porque hay "mucha afinidad ideológica". Si bien el ministro de Relaciones Exteriores valoró "los criterios del presidente Boric en relación a fortalecer el relacionamiento bilateral", subrayó que "debe ser sin condiciones" y "de interés para ambos países". Igualmente, remarcó que para Bolivia "la aspiración marítima es irrenunciable"

Así, pese a esta gran discrepancia territorial, el funcionario adelantó que los cancilleres de estas naciones vecinas ya están trabajando para mejorar las relaciones en el vecindario latinoamericano: "Es algo que se va a construir progresivamente". En principio, se trataría "la lucha contra el contrabando, el libre tránsito, la migración y temas consulares", repasó. De hecho, se espera que en las próximas semanas se constituya una agenda común. "Vamos a esforzarnos", prometió Mayta.

 Países vecinos sin embajadas

Chile y Bolivia solo tienen relaciones consulares, sin embajadas. El vínculo se rompió en 1962, pero en 1975, luego de 13 años, se reanudó la diplomacia por un acercamiento entre las dictaduras de Augusto Pinochet y Hugo Banzer Suárez. Aquello concluyó en 1978, el mismo año en que Banzer Suárez terminó su período como presidente de facto, y desde entonces, por más de 40 años, todo está congelado. 

La controversia más grande, vigente en la actualidad, es el reclamo boliviano para tener salida al mar. El origen del conflicto se retrotrae a la Guerra del Pacífico (1879-1883)

"Es absurdo que dos países vecinos, con una historia común en América Latina hace tanto tiempo, no tengan relaciones diplomáticas, y que el último momento en que tuvimos fue cuando estábamos en dictadura", comentó Boric. "Cómo en democracia no vamos a ser capaces de ponernos de acuerdo para, respetando nuestras visiones diferentes, respecto a un punto específico poder mejorar la integración", agregó el exdirigente estudiantil. 

La controversia más grande, vigente en la actualidad, es el reclamo boliviano para tener salida al mar. El origen del conflicto se retrotrae a la Guerra del Pacífico (1879-1883), de Chile contra los aliados Bolivia y Perú, que le costó la vida a unas 14.000 personas. A partir de Allí, Chile se anexó nuevos territorios y los bolivianos perdieron su acceso al océano. 

La disputa se desencadenó cuando Bolivia estableció una serie de impuestos a la firma Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta (CSFA), que comercializaba ese preciado mineral, y en cuyo negocio participaban capitales extranjeros, principalmente británicos. Esto, pese a que ambos países habían firmado un tratado de límites en 1874. Chile reclamó que Bolivia se había comprometido a no aplicar nuevos impuestos o aumentar los ya vigentes. Así, mientras el Gobierno chileno pretendía llevar el caso a un arbitraje internacional, la administración boliviana sostenía que era una cuestión interna.

Finalmente, Bolivia rescindió los contratos con la empresa chilena y embargó sus bienes. El día en que estos se iban a rematar, el 14 de febrero de 1879, Chile invadió la ciudad boliviana de Antofagasta, hoy bajo control chilena. Entonces, las tropas invasoras fueron subiendo y ocuparon varios puertos, quedándose con las ciudades peruanas de Iquique y Arica, que hoy son parte del norte chileno. Se trata de regiones donde ahora se desarrolla la minería con la extracción del cobre, siendo un pilar de la economía de Chile. La embestida de su Ejército fue tan importante que llegaron a instalarse en Arequipa, Puno e incluso Lima, actual capital peruana.

Al momento de acordar la paz, los países perdedores se vieron obligados a aceptar el dominio chileno en varios de sus territorios. La peor parte se la llevó Bolivia, que perdió toda su costa del Pacífico. Igualmente, la guerra también le trajo pérdidas territoriales a Chile: para evitar que Argentina se plegara al enfrentamiento en el bando contrario, aceptó establecer su límite fronterizo del sur en la Cordillera de Los Andes, renunciando a grandes extensiones en la Patagonia y confirmando el dominio de Buenos Aires.

El revés de La Haya

Más cerca en el tiempo, La Paz apostó por la vía legal para hacer un reclamo pacífico. En efecto, desde 2009 la Constitución establece su "derecho irrenunciable e imprescriptible sobre el territorio que le dé acceso al océano Pacífico y su espacio marítimo". El asunto llegó a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya (Países Bajos), que emitió un fallo desfavorable para Bolivia en 2018 y sentenció que Chile no está obligado a negociar. 

La ONU estima que los países sin acceso marítimo afrontan entre un 30 % y 40 % de costos adicionales para exportar, fundamental para los países latinoamericanos en vías de desarrollo.

Sin embargo, desde el país plurinacional interpretan que la puerta todavía no está cerrada del todo: "Chile sostuvo que es un tema cerrado. Nosotros expresamos que el Tribunal, no obstante haber desestimado la demanda, hizo un llamamiento a que pueda seguirse dialogando entre las partes para encontrar una solución", dijo el canciller este martes.   

Entre tanto, mediante una serie de concesiones, el país conducido por Luis Arce tiene accesos a puertos en Arica, Antofagasta, Iquique (Chile), Ilo Bolivia Mar (Perú), Paranaguá (Brasil), Nueva Palmira (Uruguay) y Rosario (Argentina). Pero al no ser dueño del mar, La Paz ve limitadas muchas actividades económicas importantes, como la pesca. Además, el transporte terrestre para llegar a puertos extranjeros demanda gastos importantes para el comercio internacional. La ONU estima que los países sin acceso marítimo afrontan entre un 30 % y 40 % de costos adicionales para exportar, fundamental para los países latinoamericanos en vías de desarrollo.

Con ese marco, tras el innegable crecimiento económico bajo las administraciones de Evo Morales, parece inevitable preguntarse cuánto más hubiese mejorado Bolivia en caso de haber tenido su vieja costa. De cara al futuro, y dejando de lado los supuestos, resta por ver si Arce convence a Boric para negociar sobre "el tema marítimo". 

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