La industria del juguete en México: un valioso productor mundial que enfrenta numerosos desafíos
México es el tercer productor de juguetes a nivel mundial, después de China y Brasil. Sin embargo, según explicó a RT Miguel Ángel Martín, presidente de la Asociación Mexicana de la Industria del Juguete (AMIJU), se aspira a mejorar esta posición en el futuro próximo aprovechando "las oportunidades que está presentando el mercado global", pero también la recuperación del sector después de dos años de afectación por la pandemia de covid-19.
De acuerdo con el directivo, se espera que las ventas del último año –que para la AMUJI comenzó el 10 de enero de 2022 y concluirá el mismo día de 2023– retomarán el ritmo que traían en 2019, con un aproximado de 2.800 millones de dólares.
"Es el valor de todas las marcas nacionales e internacionales que se producen en nuestro país, llámese grandes empresas, pequeñas, medianas y chiquitas", apuntó.
Alrededor de 28.000 empleos
China sigue siendo el principal importador de juguetes a México, aunque según Martín, mientras que en 2019 su volumen en el sector representaba poco más de 60 % del total, "esto hoy a disminuido a 55 %". En cuanto a las ventas en el exterior, reveló que este año confían en exportar "alrededor de 1.400 millones de dólares hacia EE.UU., Canadá y Europa, principalmente".
Actualmente son 70 empresas las que forman parte de la Asociación Mexicana de la Industria del Juguete, además de tener el registro de 200 pequeños talleres "distribuidos en toda la República, principalmente en Jalisco, Michoacán, Guerrero, donde se hacen los juguetes clásicos mexicanos", detalló Martín. En su conjunto, el sector ofrece empleo directo e indirecto a alrededor de 28.000 personas.
Innovar para no desaparecer
Un reciente análisis publicado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) señala que el juguete mexicano ha quedado relegado por el extranjero. El titular de la AMIJU consideró que estas afirmaciones son ciertas cuando se habla de juguetes tradicionales, que son fabricados con madera, hojalata o barro. "No así el juguete moderno que va con las tendencias de las películas, de los personajes de los 'gadgets', ese ha ido creciendo", aclaró.
#BoletínUNAM El juguete mexicano ha quedado relegado. De acuerdo con #ExpertoUNAM, su demanda ha ido a la baja frente a importaciones provenientes de Asia > https://t.co/FQkZLEUi3Zpic.twitter.com/yoS0s5FBHu
— UNAM (@UNAM_MX) December 20, 2022
Para Martín, la industria del juguete es un sector que siempre debe pensar en innovar para no desaparecer. "Antiguamente un juguete podías venderlo tres o cuatro años seguidos haciéndole pequeños cambios. Hoy la tendencia de los juguetes no dura más allá de ocho a 10 semanas de acuerdo al personaje de moda", añadió.
Finalmente, afirmó que debido a la tradición, los juguetes mexicanos como el balero, el yoyo, el trompo, las marionetas o los luchadores difícilmente dejarán de producirse; no obstante, "será a menor escala".
Por otro lado, recomendó a los consumidores comprar juguetes adecuados a la edad de los niños, "que se disfruten en familia". "El juego y el juguete son elementos muy importantes para crear momentos de recuerdo en la vida de un ser humano, así como en el desarrollo de los pequeños en todas sus habilidades psicomotrices", explicó.
Uno de los típicos juguetes mexicanos
De acuerdo con una publicación de la Revista de Ciencias de la UNAM sobre la historia del juguete en México, "entre los pocos juguetes prehispánicos hallados en las zonas arqueológicas hay figurillas de animales, algunas sobre ruedas, trastecillos y especies de balero".
Se dice que el origen de este último juego, identificado como uno de los más tradicionales de destreza en el país, es muy incierto, aunque existen registros mayas que datan del periodo Clásico (entre el año 250 y el 950), en los cuales se hace referencia a la práctica de un juego muy parecido, pero en lugar de un barril de madera, se utilizaban cráneos humanos.
El juego del balero está conformado por una bola o barril de madera con un hueco en el centro y un pequeño palo, ambos elementos están unidos por un cordón. El objetivo del juego es atrapar con el palo el barril de madera mientras gira en el aire.
Cuenta con muchas versiones y el nombre también varía de acuerdo con el país. En Bolivia se llama choca o enchoque; en Venezuela, perinola o el juego de la coca; en El Salvador, capirucho; en Argentina, boliche o emboque, y en Cuba, hoyuelo.
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