Kiev está pasando a una "ucranización ofensiva"
Ucrania está pasado de una ucranización "amable" a una "ofensiva", opinó el encargado estatal de la protección de la lengua de Ucrania, Tarás Kremin, en una entrevista concedida al periódico local Ukrainskaya Pravda.
De acuerdo con sus palabras, la así llamada "ucranización ofensiva" implica un control estricto del cumplimiento de la ley lingüística en todas las esferas de la vida pública en Ucrania, sin excepción alguna. "Antes no podíamos influir, por ejemplo, en determinados medios de comunicación, porque el artículo que exige el uso de la lengua ucraniana en el ámbito cultural no estaba en pleno funcionamiento; no podíamos presionar al sector de servicios […], pero hoy ya no es así", destacó Kremin, agregando que ahora disponen de las herramientas necesarias para "vigilar, controlar y castigar a cada entidad empresarial".
Asimismo, señaló que la ley lingüística está escrita para todos los ciudadanos de Ucrania, por lo que las posibles violaciones no son solo responsabilidad del comisario para la Protección de la Lengua Estatal. "Insisto en la importancia de un control exhaustivo y de garantizar el desarrollo de la lengua ucraniana, porque son las autoridades locales las que tienen la capacidad de regular la situación con las infracciones, que por desgracia existen", expresó Kremin.
A mediados de octubre, el Ministerio de Educación y Ciencia de Ucrania apoyó un proyecto de ley que prohibiría hablar ruso en las escuelas del país eslavo, incluso durante los recreos. Asimismo, el proyecto pretende prohibir la comunicación en ruso también en los centros de enseñanza privados.
Una gran proporción de ciudadanos ucranianos puede hablar o entender tanto el ruso como el ucraniano, sobre todo en el sur y el este del país, donde el ruso sigue siendo el idioma predominante de las grandes ciudades. Sin embargo, desde el golpe de Estado de 2014, las nuevas autoridades han abolido el ruso como lengua regional oficial y han adoptado políticas encaminadas a su supresión. Así, desde Kiev sostienen que esa lengua constituye una amenaza para la unidad y la seguridad nacionales.