El silencio de la OTAN y el turbio papel de Londres y París: las nubes se ciernen sobre Groenlandia
Las autoridades de Dinamarca han pedido a la Unión Europea y a la OTAN que no respondan a las amenazas del presidente de EE.UU., Donald Trump, de tomar el control de Groenlandia, por lo que tanto el bloque comunitario como la Alianza Atlántica se han comprometido a guardar silencio sobre el tema, informa Financial Times citando fuentes familiarizadas con el asunto.
Según las fuentes, la estrategia de Copenhague de evitar la confrontación pública con Trump fue coordinada con la OTAN y la UE, lo que demuestra la intención de los aliados de EE.UU. de manejar la diplomacia "belicosa" del líder estadounidense.
"Un perfil bajo parece ser la apuesta más segura con Trump. Esperemos que se distraiga con otra cosa", comentó un alto funcionario europeo. Otra fuente dijo que "un enfoque de ojo por ojo no es útil".
Asimismo, los funcionarios señalaron que Copenhague se encuentra en "modo de crisis" tras la acalorada conversación telefónica que Trump mantuvo la semana pasada con la primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen.
La situación "debería tomarse mucho más en serio", dadas las implicaciones globales de que la OTAN o la UE "no condenen una violación de la soberanía nacional por parte de uno de sus aliados", dijo una de las fuentes.
No obstante, entre bastidores, altos funcionarios en Bruselas, Copenhague y Nuuk, capital groenlandesa, están discutiendo el fortalecimiento de su asociación con la isla en el ámbito de la extracción de materias primas críticas y la energía. "Hay mucho trabajo discreto en marcha en este momento", dijo una de las fuentes. La UE quiere evitar la impresión de que abordó la cuestión de Groenlandia después de años de inacción solo "porque Trump la puso en la agenda", agregó.
Mientras, algunos funcionarios han expresado su preocupación sobre si Europa podría ofrecer una respuesta creíble a las amenazas de Trump. "No digo que no haya un plan", dijo una segunda fuente. "Pero realmente no tenemos un enfoque alternativo", añadió.
"El Reino Unido debería tener el primer derecho a comprar la isla"
Por otro lado, el exministro danés para la isla, Tom Hoyem, aclaró en una entrevista concedida a The Times que el acuerdo para vender Groenlandia sería legalmente imposible sin la participación del Reino Unido, debido a los términos de un acuerdo firmado hace más de un siglo.
"Si Trump intentara comprar Groenlandia, tendría que preguntarle primero a Londres", afirmó Hoyem. "El Reino Unido exigió en 1917 que, si se vendía Groenlandia, el Reino Unido debería tener el primer derecho a comprarla", refiriéndose a un acuerdo entre Londres, Washington y Copenhague que, según el exministro, todavía es válido.
Mientras, el Ministerio de Defensa danés anunció que el país reforzará la presencia militar en la región del Ártico y el Atlántico Norte. "Groenlandia se enfrenta a un panorama de seguridad cambiante", comentó la ministra de Relaciones Exteriores de la isla, Vivian Motzfeldt.
En el marco de las nuevas iniciativas de Copenhague en el Ártico, valoradas en 14.600 millones de coronas danesas (2.000 millones de dólares), se desplegarán tres nuevos buques de guerra, drones de largo alcance, sensores terrestres y satélites, así como aumento del acceso a la formación militar básica para jóvenes en Groenlandia.
"Francia responderá"
Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores de Francia, Jean-Noel Barrot, declaró que París podría enviar tropas a Groenlandia. "Si Dinamarca pide solidaridad a los Estados miembros de la Unión Europea, Francia responderá", dijo.
Además, la alta representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Kaja Kallas, afirmó que el bloque comunitario "no está negociando" sobre Groenlandia. "Estamos apoyando a nuestro Estado miembro, Dinamarca, y a su región autónoma, Groenlandia, pero no deberíamos entrar en especulaciones sobre lo que podría pasar si no fuera así, porque esa no es la situación actual", agregó.
En el mismo contexto, Elisabeth Braw, columnista de la revista Foreign Policy, considera que Copenhague también podría "presionar" a Washington. "Hay varias empresas multinacionales danesas sin cuyos productos y servicios los estadounidenses sentirían un dolor inmediato", escribió, mencionando a la naviera de transporte de contenedores Maersk y la farmacéutica Novo Nordisk.