Tras su dramática ruptura con el presidente Donald Trump, el multimillonario estadounidense Elon Musk ha quedado relegado a un segundo plano, mientras Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI, parece ir paulatinamente ocupando su lugar a la vera del poder, reporta The Wall Street Journal.
Musk y Altman fundaron juntos OpenAI en 2015 como una organización sin fines de lucro para garantizar que el panorama de la inteligencia artificial (IA) se mantuviera dentro de un marco ético en medio de los avances tecnológicos. Sin embargo, en 2018 pasaron de socios a enemigos tras una serie de peleas públicas. En los últimos años, Musk ha tenido una relación complicada con Altman, llegando incluso a presentar una demanda contra él y su empresa OpenAI, alegando que ha abandonado su misión original.
El medio señala que Altman esperó el momento oportuno para acercarse a Trump, "maniobrando" discretamente para "sortear" a Musk y lograr acuerdos de infraestructura de IA que apoyó el mandatario estadounidense. Asimismo, habría estado reforzando sus relaciones personales y laborales con Trump, cenando con él en Mar-a-Lago el pasado marzo y manteniendo en algunas ocasiones conversaciones telefónicas.
De demócrata a 'sintecho' político
Con el cambio de poder en la Casa Blanca, Altman, demócrata de larga trayectoria que durante décadas hizo donaciones casi exclusivamente a este partido y que en una ocasión comparó a Trump con Adolf Hitler, declaró a sus allegados que lamenta sus duras críticas hacia el líder republicano durante su primer mandato (2017-2021). En este contexto, a principios de julio, el magnate tecnológico reveló en su cuenta de X que ya no se asociaba con los demócratas. "Así que ahora estoy políticamente sin hogar", confesó.
Y ahora, la inesperada salida de Musk del círculo íntimo de Trump le ha abierto las puertas a Altman, tanto para conseguir el apoyo gubernamental para el desarrollo de la infraestructura global de IA que necesita, como para tener mayor influencia en la regulación de la IA, enfatiza el WSJ.
No en vano, Altman será el principal ponente en una conferencia de la Reserva Federal planeada para finales de este mes, en la que se hablará a los banqueros clave del país sobre el impacto de la IA en la economía. "Esperamos seguir trabajando con [el presidente Trump] para impulsar la economía y asegurar que la IA beneficie a todos", declaró un portavoz de OpenAI.
¿Cambio de chaqueta?
En 2016, Altman respaldó a la demócrata Hillary Clinton, y calificó a Trump de "abusivo y propenso a ataques de ira", razón por la —vaticinó— su presidencia sería "un desastre para la economía estadounidense". No obstante, a lo largo de los años Altman cambió de opinión y en junio de este año admitió que "Trump tiene razón en algunos puntos importantes", como que "la economía no está creciendo lo suficientemente rápido", cita el WSJ.
En las semanas posteriores a la victoria de Trump, mientras otros directores ejecutivos tecnológicos podían acudir a Mar-a-Lago para reunirse con el recién elegido presidente, Altman se vio obligado a trabajar a través de intermediarios. Tras haber entablado contactos con personas cercanas de Trump y haber donado un millón de dólares a su investidura, consiguió una posibilidad de articular una alianza más estrecha con el líder republicano.
El 21 de enero, un día después de la toma de posesión de Trump, Altman apareció en el Despacho Oval de la Casa Blanca con motivo del anuncio de una asociación de 500.000 millones de dólares entre OpenAI, Oracle y SoftBank de Japón para construir centros de datos para entrenar modelos de IA. Tras quedarse boquiabierto al ver por televisión a su exsocio en la Casa Blanca, Musk criticó el proyecto de Altman y encontró viejas publicaciones suyas en las que celebró la derrota de Trump en las elecciones de 2020.
En respuesta, Altman se defendió, argumentando que, al observar a Trump "con más detenimiento", cambió su perspectiva sobre él. "No voy a estar de acuerdo con él en todo, ¡pero creo que será increíble para el país en muchos aspectos!", opinó.
Esta pelea pública llevó incluso a mediar a Trump, quien pareció enviarle un claro mensaje a Musk: el de que no permitiría que sus críticas le impidieran trabajar con Altman.
- A medida que Altman se acercaba a la Casa Blanca, Musk renunció a su puesto en el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) y lanzó una serie de ataques contra Trump, afirmando que su nombre estaba en la lista del financiero estadounidense Jeffrey Epstein y criticando su "gran y hermoso" plan presupuestario promovido por el presidente.