No se tomarán en Tallin las decisiones de derribar o no los objetos voladores que violen su espacio aéreo, informaron este miércoles en el periódico estonio Postimees.
Según confirmaron en el Estado Mayor General de Estonia, les habían ordenado desde Alemania cómo reaccionar cuando tres aviones MiG-31 de la Fuerza Aérea rusa volaron el 19 de septiembre sobre las aguas del mar Báltico y, presuntamente, pero sin pruebas, cruzaron hacia el espacio aéreo de Estonia. Ese día despegaron varios aviones de la OTAN de sus bases en el país báltico.
Asimismo, fuera de Estonia, se tomarán decisiones en el futuro, cuando haya más intrusiones, siguiendo un algoritmo que "no es fácil", según indicaron fuentes del medio.
El primer ministro de Estonia, Kristen Michal, acusó a los militares rusos de haber cruzado el viernes pasado la frontera marítima del país y aseveró que su Gobierno solicitaba consultas con la OTAN en virtud del artículo 4 del Tratado de la Alianza, que establece que "las partes se consultarán mutuamente siempre que, en opinión de cualquiera de ellas, la integridad territorial, la independencia política o la seguridad de cualquiera de las partes se vean amenazadas".
El Ministerio de Defensa de Rusia aseguró que los cazas rusos, que efectivamente realizaban un vuelo sobre el Báltico, no entraron en el espacio aéreo estonio, sino que cumplieron estrictamente las normas internacionales establecidas para la aviación militar.
"El 19 de septiembre, tres cazas rusos MiG-31 completaron un vuelo programado desde Carelia hasta un aeródromo en la región de Kaliningrado. El vuelo se realizó en estricto cumplimiento de las normas internacionales sobre el espacio aéreo y no violó las fronteras de otros Estados, como lo confirma la supervisión objetiva", manifestó el organismo.