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El 'avión fantasma' que voló con 121 personas y el asiento del capitán vacío

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Fallas técnicas y errores humanos provocaron, hace 20 años, una tragedia en una aeronave de Helios Airways, pero un héroe evitó un desastre aún mayor.
El 'avión fantasma' que voló con 121 personas y el asiento del capitán vacío

El 14 de agosto de 2005, hace poco más de 20 años, el vuelo 522 de Helios Airways protagonizó una tragedia al estrellarse contra una colina cercana a Atenas, Grecia. Una serie de desatenciones humanas derivaron en el siniestro en el que murieron los 115 pasajeros y seis tripulantes, pero el desastre habría sido aún mayor si un héroe no hubiese logrado direccionar la aeronave hacia una zona despoblada.

El Boeing 737-300, apodado Olimpia, partió desde el aeropuerto de Lárnaca (Chipre) con destino final en Praga (República Checa), pero antes debía realizar una escala en la capital griega. Su capitán era Hans-Jürgen Merten, de 58 años, quien iba acompañado por el primer oficial, Pampos Charalambous, de 51 y que trabajaba en la compañía desde hacía unos cinco años. En conjunto sumaban casi 25.000 horas de vuelo, cerca de 10.000 de ellas a bordo de Boeings 737.

Pese a su experiencia, cuando cinco minutos después del despegue se activó la alarma de advertencia de altitud de la cabina no le prestaron atención y siguieron el ascenso, ya que su sonido era igual al de la configuración del despegue. A medida que el avión ganaba altitud, los niveles de oxígeno bajaban sin que la tripulación se diera cuenta y a los 5.500 metros sobre el nivel del mar cayeron las máscaras de oxígeno. Poco después, el avión se estabilizó a 10.700 metros.

La hipoxia producida por la falta de oxígeno afectó tanto a los pasajeros como a la tripulación y pronto la torre de control perdió contacto con los pilotos. La aeronave, sin embargo, continuaba su trayectoria rumbo a Atenas en modo automático, hasta que comenzó a volar en círculos.

Escolta de aviones de combate

Ante la imposibilidad de saber lo que ocurría, dos F-16 de la Fuerza Aérea griega despegaron para interceptar al Boeing. Al ubicarse a su lado, vieron que el asiento del capitán estaba vacío y que el primer oficial se encontraba inconsciente sobre los controles. Además, se dieron cuenta de que las máscaras de oxígeno habían caído, pero los pasajeros no se movían. Estaban desmayados o incluso podrían haber muerto por la falta de oxígeno.

Luego, observaron que un miembro de la tripulación entró a la cabina con una asistencia de oxígeno. Se trataba de Andreas Prodromou, de 25 años, quien intentó tomar el control del avión, pero fue imposible. Poco después, la aeronave se quedó sin combustible y comenzó a descender.

Fue entonces cuando Prodromou tomó la decisión que evitó una tragedia mayor, ya que direccionó el Boeing hacia las afueras de Atenas, donde se estrelló contra la ladera de una colina en Grammatikó, al noreste de la capital. No hubo sobrevivientes.

Fallas técnicas y errores humanos

Después de la tragedia se inició una investigación y salieron a la luz algunas irregularidades. Desde hacía semanas habían sido reportadas fallas sistémicas en el avión. Incluso, el día anterior al accidente, cuando voló desde Londres (Reino Unido) hacia Chipre, la tripulación escuchó golpes y vio hielo en una puerta. Al aterrizar en Lárnaca comenzó la inspección.

Posteriormente, se determinó que el accidente había sido resultado de una negligencia por parte de los ingenieros de Helios Airways en un procedimiento de rutina. Al parecer, realizando pruebas en tierra de la cabina del avión para comprobar su hermeticidad, movieron a modo manual el interruptor que regula la presión de la cabina y olvidaron ponerlo nuevamente en la configuración de presurización automática. 

Varias horas después, al revisar la lista de verificación previa al vuelo, los encargados no se percataron de que el selector continuaba en manual. Por eso, poco después de despegar de Chipre comenzaron los problemas de presurización y falta de oxígeno.

Tras el accidente, Boeing instaló luces de advertencia adicionales en los 737 para diferenciar entre los problemas de configuración de despegue y los de presurización, con lo que se buscó limitar el potencial error humano.

En marzo de 2006, Helios Airways cambió de nombre y pasó a ser Ajet, pero el 31 de octubre de ese año, la compañía anunció el cese de las operaciones.

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