Rusia recuerda a las víctimas del terror estalinista con nombres y apellidos
La memoria no tiene fecha de caducidad. El 30 de octubre Rusia celebrará el Día de la Memoria de las Víctimas de las Represalias Políticas, que quedó fijado oficialmente en el calendario ruso hace 20 años en recuerdo de las personas afectadas por las persecuciones políticas durante la época estalinista.
En vísperas de la fecha los represaliados que aún viven y sus familiares se reúnen junto a la Piedra Solovetski, un sencillo monumento instalado hace 21 años frente a la que fue sede del KGB (los servicios secretos soviéticos) en la céntrica plaza moscovita de Lubianka.
El monumento consta de una piedra procedente de uno de los campos soviéticos de trabajos forzados más antiguos, el Solovetski, en las islas homónimas que se encuentran al norte de Rusia, en el Mar Blanco. Durante los 10 años que se mantuvo activo el campo, entre 1923 y 1933, cobraron vidas de 7.500 reclusos, según la cifra oficial. La Piedra fue instalada en el mismo lugar donde se erigía en la época soviética el monumento a Félix Dzerzhinski, fundador de la Cheká ('Comisión Extraordinaria'), la primera organización de inteligencia política y militar soviética destinada a "suprimir y liquidar" todo acto "contrarrevolucionario".
Diez horas para leer la lista de las víctimas
Desde las 10.00 hasta las 22.00 del día 30, frente de la Piedra los visitantes van a leer una lista con los nombres de los represaliados. El ritual, que se denomina 'Recuperación de los nombres' se repite cada año desde 2006. Todo el que lo desee puede participar en el acto e inscribir en la lista el nombre de un familiar que falleció en las represiones.
Este año, por primera vez, este mismo ritual tendrá lugar en San Petersburgo, en el cementerio Levashovskoe, una zona bajo control del KGB que permaneció clasificada hasta 1989. Aquí están enterradas unas 45.000 víctimas de las represiones políticas de los años 1937-1954.
Según comenta Arseni Roguinski, presidente de la organización de la defensa de los derechos humanos 'Memorial', "el estado totalitario no simplemente mataba: quería exterminar cualquier memoria sobre esta gente para que ni siquiera sus nombres se quedaran para el futuro. Leerlos es nuestro modo de negar una dictadura y luchar por la dignidad humana”.
De acuerdo con la cifra del director del Instituto de Demografía de Rusia, Anatoli Vishnevski, entre los años 1920 y 1953 unas 30 millones de personas recibieron condenas carcelarios de un cuarto de siglo y más, mientras que otros 40 millones recibieron condenas 'más suaves'. Otros 6,4 millones fueron mandados en exilio a lugares remotos del país, como Siberia u Oriente Lejano. Según estimaciones aproximadas, el número de los ejecutados y de los que murieron encarcelados puede variar entre 4 y 6 millones de personas.
La 'familia' de los represaliados
En la mayoría de los casos, no sólo el presunto 'culpable' recibía su condena, sino toda su familia. Si, por casualidad, los familiares del condenado quedaban en libertad, los mandaban al exilio. Los pocos que lograban quedarse, debían firmar un documento oficial donde 'rechazaban' a su pariente proclamándolo 'enemigo de clase', momento a partir del cual debían abstenerse de solicitar información alguna sobre su destino. Quienes no lo hacían, no podían continuar sus estudios, ni conservar su trabajo.
"Una noche de 1937 vinieron a por mi padre. Jamás volvieron a verle. Mi madrastra trató de averiguar qué le había pasado, pero le dijeron: 'si sigues preguntando, y tú y tus hijos le seguiréis", recuerda Nina Bodanova.
Gueliana Sokólnikova, la hija de otra familia reprimida, aún no puede olvidar el día que le arrebataron a su padre. "Cuando lo arrestaron yo tenía dos años. A mi mamá, mi abuela y a mí nos dijeron que tenemos que abandonar nuestra casa en 24 horas. Nos propusieron varias ciudades y mamá eligió Semipalatinsk, en Kazajistán. ¿Y sabe por qué? Por que allí, después de cumplir con su condena de trabajos forzados, había vivido Fiódor Dostoevski”, confiesa.
"Fuimos allí, pero muy pronto arrestaron a mamá. La condenaron a 8 años, pero empezó la guerra y ella salió en libertad sólo al cabo de 11 años. Estuvo con nosotros como un año y la volvieron a detener para otros 10 años", prosigue Sokólnikova. "Yo jamás me inscribí en el komsomol. Todos me miraban raro, pero yo no podía. Hubiera tenido que contar mi vida ante todo el mundo y pronunciar en voz alta que soy una hija de enemigos del pueblo. No podía hacerlo", confiesa la mujer.
La complejidad del recuento
Los historiadores consideran imposible a día de hoy hacer cálculos más precisos del número de víctimas de las represalias, entre otras razones porque una gran parte de los documentos sigue clasificada. Otra causa reside en los diferentes métodos de sistematización de las víctimas. Hay especialistas que consideran que la categoría de los represaliados sólo debe abarcar a quienes fueron condenados por la así llamada 'actividad contrarrevolucionaria'. Pero otros incluyen también a los campesinos ricos declarados por las autoridades como 'enemigos de clase' y a los condenados a campos de concentración por robar comida o trigo durante la gran hambruna de los años 1930.
Otra categoría que no siempre se toma en consideración y es difícil de calcular son los niños de padres represaliados que acabaron en los orfanatos. Según era costumbre en aquella época, a los pequeños les cambiaban los nombres para que se desvíncularan para siempre de los 'enemigos'. "Mi padre fue detenido en enero de 1937. En septiembre arrestaron a mi madre. Y luego vinieron a por mí. Yo tenía 11 años. Grité, lloré, pero me decían: ‘Cálmate, ahora vas a ver a tu mamá’. Pero no fue así", relata Vladímir Blok.
Vladímir también recuerda con el corzón en un puño su terrible pasado de niño huérfano durante el estalinismo: "Me llevaron a un 'puesto de transición' ubicado en un monasterio antiguo de Moscú. En la cámara donde me pusieron vi a otros niños, todos bien vestidos y muy asustados. Luego nos reunieron a todos en el patio y nos dijeron: 'Todos vosotros sois hijos de enemigos del pueblo. Vais a ir a orfanatos para aprender a trabajar para el bien de nuestro gran país y del padre de los pueblos el camarada Stalin'. Nos explicaron que, a diferencia de nuestros padres, tendríamos que ser 'constructores' dignos del socialismo (...). Al cabo de dos meses me llevaron a un despacho donde me dijeron que tenía que rechazar por escrito a mis padres. Empecé a llorar y a gritar que quiero ver a mi madre. Luego supe que muchos niños firmaron un documento así".
Hoy todavía viven unas 800.000 víctimas de las represalias, de las que 24.138 viven en Moscú y 13.900 en San Petersburgo.
La cronología de las represalias bolcheviques:
- Represalias presoviéticas (1918-1922): aparte de los enemigos políticos de los bolcheviques se perseguía a policías, sacerdotes, terratenientes y negociantes. Sólo en 1918 fueron fusilados unos 3.000 sacerdotes.
- Represalias preestalinistas (1922-1927): un período relativamente 'tranquilo': 9 sacerdotes recibieron condenas penitenciarios, uno fue fusilado; 26 estudiantes fueron fusilados y 54 encarcelados por 'conspirar' contra las autoridades
- Represalias estalinistas (1927-1953): fusilamientos, encarcelamientos y exilios para la nobleza rusa, los judíos, los alemanes, los gitanos, sacerdotes, negociantes, campesinos ricos y luego también para los de clase media. Fueron montados numerosos casos contra doctores, comerciantes, científicos y militares por presunta 'manipulación' con fármacos, dinero o simplemente por espionaje.
- Represalias postestalinistas contra disidentes (1956-1987): entre 8.100 y 13.500 personas, según diferentes estimaciones, fueron represaliadas como "peligrosos políticamente".