Opinión
Opinión
Carmen Parejo Rendón
Escritora y analista en distintos medios audiovisuales y escritos. Directora del medio digital
Revista La Comuna. Colaboradora en Hispan TV y Telesur. Enfocada en el estudio y análisis de
la realidad latinoamericana y de Asia Occidental.
Los medios y políticos occidentales apuestan a la desmemoria y a la perversión de todas las lógicas y principios de derecho internacional.
Cómo va a ser rotundo EE.UU. en su condena a Ecuador si recordamos el bombardeo estadounidense contra la Embajada de China en Belgrado en 1999.
Teniendo en cuenta que tras 65 años las políticas de injerencia de EE.UU. en Cuba no han servido para el fin confeso de provocar un cambio de régimen en la isla, ¿por qué las mantienen?
Tras los terribles atentados en Moscú el pasado viernes, volvimos a ver cómo la capacidad de empatía entraba en política.
La doble vara de medir nos hace sospechar que el interés no está tanto en regular actividades ilícitas, sino en el control de la información.
La presencia de las fuerzas armadas de las grandes potencias occidentales en el Sahel ha tenido dentro de sus propias acometidas asegurar el saqueo de los recursos naturales y energéticos, e impedir el desarrollo efectivo de las naciones africanas.
La ayuda humanitaria se entiende como una forma de asistencia ante una crisis. ¿Cómo van a gestionar estas ayudas los mismos responsables que han llevado a Gaza a esta situación? El pueblo gazatí no necesita ayuda humanitaria, sino que debe ser indemnizado.
El oportunismo político hizo que vencer en el relato contrario se convirtiera en prioridad y la verdad quedara en segundo plano.
Solo con una campaña de propaganda podría justificarse el aumento creciente del gasto militar en Europa, con miras a resolver el hartazgo de EE.UU. por seguir manteniendo a sus aliados en la OTAN.
Para poder justificar el relato sobre Ucrania, se ha echado mano de la banalización e incluso instrumentalización del fascismo, igual que los golpistas en Kiev.
No esperemos discursos coherentes, no esperemos que EE.UU. facilite ningún escenario de paz.
Petro, como el niño del cuento de Andersen, señaló lo evidente: que las causas profundas de la desigualdad entre los Estados no son solo políticas, sino fundamentalmente económicas.