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¿EE.UU. cambió su postura o solo el discurso? Petro enciende la expectativa sobre diálogo en Venezuela

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¿EE.UU. cambió su postura o solo el discurso? Petro enciende la expectativa sobre diálogo en Venezuela

La visita del presidente colombiano, Gustavo Petro, al presidente de EE.UU., Joe Biden, celebrada este jueves en la Casa Blanca, trató diversos temas.

Fue la primera vez que se reunieron desde la toma de posesión del primero, y aunque los ítems tratados forman parte de la agenda típica de las reuniones de alto nivel entre estos gobiernos, lo que ha venido variando es el enfoque que se les da, impulsado por la iniciativa de Petro de encarar campos complejos como la droga, el cambio climático y también Venezuela, con nuevas visiones.

Petro ha asumido la tarea de descongelar la situación sobre el país caribeño, azotado por las sanciones, y sabe que la clave para destrancar el juego está en Washington y la necesidad de que éste termine de cambiar su enfoque para tratar el tema.

De lograr este objetivo, el presidente colombiano puede permitir el avance de nuevos acuerdos de las partes en Venezuela y también catapultar su liderazgo regional en momentos de auge de gobiernos de izquierda.

¿Qué consiguió Petro?

Petro utilizó la influencia de Colombia en Washington para arrancar un, todavía tenue, cambio de enfoque discursivo de la Administración Biden sobre el tema Venezuela y, a la par, mantuvo elevadas las expectativas sobre la Conferencia Internacional en Bogotá que está organizando para el 25 de abril, debido que el Gobierno de EE.UU. confirmó su asistencia a dicho evento con una comitiva de alto nivel.

Uno de los funcionarios presentes en el encuentro entre ambos mandatarios, el asesor para asuntos del Hemisferio Occidental, Juan González, afirmó, después de la reunión, que el Gobierno de Biden: "está desmantelando una política fracasada de la Administración Trump de tratar de imponer un cambio de régimen a través de sanciones". 

En el discurso del funcionario pueden verse vicios de acercamiento con el planteamiento del mandatario colombiano: "Estamos muy de acuerdo con lo que ha dicho el presidente Petro y hemos dejado muy claro que estamos dispuesto a aliviar la presión y las sanciones con base en pasos concretos".

Petro utilizó la influencia de Colombia en Washington para arrancar un, todavía tenue, cambio de enfoque discursivo de la Administración Biden sobre el tema Venezuela.

La realización y el logro de los objetivos de la Conferencia Internacional propuesta por Bogotá requiere ciertamente de un cambio en la postura de Washington, porque su negativa a respaldar el acuerdo logrado en México entre el Gobierno venezolano y la oposición ha impedido que puedan avanzar las negociaciones.

Es decir, si no hay descongelamiento de las cuentas del Estado venezolano, por unos 3.000 millones de dólares que están represados en varios bancos por órdenes de la Oficina de Control de Activos Extrajeros de EE.UU. (OFAC, por sus siglas en inglés), no habrá avances en las negociaciones debido a que es éste el principal acuerdo firmado en México por el Gobierno de Nicolás Maduro y la oposición.

¿Un grupo de Bogotá?

El visto bueno a la realización de la Conferencia Internacional conseguido por Petro en Washington, en el que asistirán unas veinte Cancillerías, ofrece un respiro a la oposición venezolana que necesita negociar condiciones electorales antes de las presidenciales de 2024, pero para ello debe cumplir sus propios compromisos, rubricados en México, de acelerar la transferencia de estos recursos, lo que no ha sido permitido desde Washington. Este incumplimiento es el argumento central del Gobierno venezolano para descartar su continuidad en las mesas de negociación.

Bogotá va en dirección de generar respaldo latinoamericano, europeo y mundial para el desmontaje de esa estructura basada en crear asfixia financiera en el país caribeño.

Con la luz verde de Washington, Petro da un paso para crear una especie de Grupo de Lima (GL), aunque en el sentido contrario. El GL se creó y operó con el único fin de respaldar los anuncios de Washington contra Caracas, incluyendo la arquitectura sancionatoria. Ahora Bogotá va en dirección de generar respaldo latinoamericano, europeo y mundial para el desmontaje de esa estructura basada en crear asfixia financiera en el país caribeño.

Las demandas de Washington.

Otro punto favorable para el intento de Petro de rescatar las negociaciones en Venezuela es que Washington presentó sus demandas de forma concreta y factible.

No se trata ya de gobierno de transición, nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE), renuncia de Maduro, ni nada de esa narrativa rupturista y utópica a la que nos acostumbró el funcionariado de la era Trump. Ahora se precisa una nueva lista de demandas mucho más ajustada a la realidad: definición de un calendario electoral, registro de votantes, validación de partidos políticos y la instalación de una Misión de Observación Electoral.

La Administración de Biden está cambiando su lenguaje sobre Venezuela, aterrizando sus demandas y nombrando nuevos actores para potabilizar su cara belicosa ante una Latinoamérica que ha venido girando ideológicamente los últimos años.

La comitiva que ha confirmado su participación el martes está compuesta, además de González, por el asesor presidencial especial para las Américas, el senador Chris Dodd, y el segundo del Consejo de Seguridad Nacional, Jon Finer.

Al parecer, la Administración de Biden está cambiando su lenguaje sobre Venezuela, aterrizando sus demandas y nombrando nuevos actores para potabilizar su cara belicosa ante una Latinoamérica que ha venido girando ideológicamente los últimos años.

Si Petro logra que EE.UU. permita que las Naciones Unidas administre los recursos, como lo plantea el acuerdo firmado en México, es bastante probable que vuelva la mesa de negociaciones.

Ahora, si la Administración de Biden se detiene en su argumento, escuchado nuevamente en la reunión, de que esperará el evento electoral para desmontar las sanciones, entonces podría decirse que Petro se verá imposibilitado de pivotear el cambio de enfoque hacia Venezuela, al menos en los próximos tiempos.

La pelota la tiene Washington y ha dicho que quiere jugarla.

El martes veremos en Bogotá si a esta somera modificación discursiva se le suman hechos concretos que varíen el sentido de la postura de Washington.

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.

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