Chile, 1973: ni perdón ni olvido
El general Augusto Pinochet lideró el 11 de septiembre de 1973 un golpe de estado contra el presidente chileno Salvador Allende que abocó al país a casi dos oscuras décadas que contemplaron víctimas mortales, desaparecidos y violaciones a los derechos humanos que todavía hoy, 50 años después, siguen saliendo a la luz.
Durante 17 años, hasta 1990, la dictadura militar chilena violó los derechos y libertades civiles por medio de un plan sistemático y una dura represión que acabaron normalizados por parte de la población, quizá como un recurso para sobrevivir.
Medio siglo después María Cecilia cuenta como cuando tenía 7 años contempló imágenes "de una crueldad espantosa, monstruosa" a orillas de un río. Allí había "gente inflada, reventada, con caras que no sabía decir si era hombre o mujer", recuerda. "Cuando uno es niña normaliza todas las tragedias", reflexiona.
"En Villa Grimaldi se torturaba con la aplicación de corriente, golpes, el estar desnudo, amarrado"
Yolanda Contreras fue secuestrada por la dictadura militar y llevada a Villa Grimaldi, donde cuenta que las torturas sistemáticas que se realizaban allí incluían "la aplicación de corriente, golpes, el estar desnudo, amarrado. Podía ser en un cartel metálico, en un somier metálico o en una silla". Además, había un lugar, en la torre, donde se colgaba a los detenidos.
Villa Grimaldi fue uno de los mayores centros de detención y tortura del régimen de Pinochet. Se calcula que por allí pasaron alrededor de 5.000 personas detenidas -entre las que destaca la expresidenta chilena Michelle Bachelet- de las que 18 fueron ejecutadas y 211 continúan desaparecidas.
Contreras perdió también en los albores de la dictadura a su hermano, Ezequiel, miembro de la Guardia Presidencial de Allende. Detenido el 4 de octubre de 1973, tan solo un día después, de madrugada, "ellos lo llevan a un sitio retirado, camino al aeropuerto, y ahí lo asesinan", relata señalando el fatídico lugar de la ejecución extrajudicial.
"Yo he caminado sobre la rabia toda mi vida desde que mataron a mi hermano. Aquí no puede haber perdón ni olvido"
Tanto ella como su hermano son dos de las más de 40.000 víctimas que registran los datos oficiales arrojados tras varias Comisiones de la Verdad, incluyendo a ejecutados y desaparecidos.
"Yo he caminado sobre la rabia toda mi vida desde que mataron a mi hermano. Y eso me permite avanzar y movilizarme. Yo he luchado toda mi vida y lo voy a seguir haciendo, porque aquí no puede haber perdón ni olvido", concluye Contreras.
La superviviente también habla de lo que significaron los 17 años de dictadura para su país: la implantación del neoliberalismo más salvaje. "Fuimos donde primero se impuso el modelo a través de una dictadura, de un genocidio", dice de un sistema que para ella es "hambre y muerte" y creador de "desigualdad".
Excomandante: "Pinochet cambió el destino de Chile en forma muy exitosa"
En el otro lado de la moneda, una parte de la sociedad chilena apoyó el golpe de estado y la posterior dictadura. El excomandante en Jefe de la Armada, Jorge Patricio Arancibia Reyes, cercano en su día a Augusto Pinochet, defiende todavía a día de hoy el régimen del que ya se conocen miles de violaciones de derechos humanos, además de la quiebra democrática que originó.
Para Arancibia el golpe militar estaba justificado por la situación económica del país, con una inflación superior al 600 %, y Pinochet es la persona que cambió el destino de Chile "en forma muy exitosa". Si bien es consciente de que se producían violaciones de los derechos humanos, relativiza el propio concepto de 'derechos humanos' porque en los años 70 "no era una expresión que se usara para nada".