En un momento en que parecía que la retórica estadounidense contra Rusia se volvía más agresiva, con amenazas de sanciones y ultimátums, la reciente visita del enviado de la Casa Blanca a Moscú, Steve Witkoff, ha marcado un cambio radical en la actitud de Washington, posibilitando una esperada reunión entre Donald Trump y Vladímir Putin.
En la previa del encuentro entre los líderes estadounidense y ruso, al parecer es Trump el que regresa a las negociaciones impulsado por el fracaso de su embargo petrolero contra los clientes de Moscú y la falta de nuevas estrategias, afirma el analista de información Serguéi Poletáyev en una columna para RT. Por el contrario, Putin llega en una posición mucho más fuerte que en meses anteriores.
"[En los meses anteriores], la presión de Trump para un acuerdo de paz parecía un capricho personal, y el llamado 'Partido de la Guerra' y los globalistas aún tenían cartas que jugar: el paquete de sanciones del senador Lindsey Graham, nuevos envíos de armas estadounidenses a Ucrania" y las iniciativas de la 'coalición de los dispuestos' para desplegar tropas europeas en Ucrania, señala.
Trump, presionado por los fracasos de Kiev
Además, el experto destaca que la situación desfavorable en el frente de batalla para el régimen de Vladímir Zelenski significa que Trump "ahora necesita conversaciones con Putin no porque personalmente desee la paz, sino porque las realidades del campo de batalla lo empujan a ello", subraya el autor.
"Desde el punto de vista de Trump, cuanto antes pueda cerrar algún tipo de acuerdo con Moscú, mejor. Y esa urgencia es otra ventaja para Putin", observa. "Kiev aún se aferra a la esperanza de mantener la posición, pero a duras penas", se destaca en la columna.

Putin fortalecido
Asimismo, Poletáyev observa que, en caso de no alcanzar un acuerdo, Rusia no pierde nada. "El Ejército ruso puede simplemente seguir avanzando hasta que se rompa el frente ucraniano, o hasta la próxima iniciativa de paz con Washington" gracias a la solidez del colchón financiero de Moscú, sostiene.
Otro punto de presión que tendrá Trump es la "responsabilidad" de asegurarse de que el régimen de Kiev y sus aliados europeos "se alineen" y no torpedeen las líneas generales de un acuerdo como lo hicieron previamente. "Ahora parece que Zelenski y los tres grandes de Europa —Emmanuel Macron [Francia], Keir Starmer [Reino Unido] y el canciller alemán Friedrich Merz— intentan hacerlo de nuevo", indica.
Por otra parte, el autor se muestra pesimista sobre los posibles resultados del encuentro entre Trump y Putin. "Probablemente [se logre] un conjunto de promesas grandiosas y dramáticas, pero en última instancia vacías; suficientes para que Trump marque la casilla de 'pacificador' en su marcador personal, y olvidadas con la misma rapidez", concluye.